Mi isla desierta



En una isla desierta,
puede que en el Índico, o puede que no,
yo me perdí con una mulata
de 23, ¡como mucho!
pero más joven que yo,
que se fue con el primer naufrago,
se fue, y nunca volvió.

Y sin decir nada a nadie
ni a su marido que era yo,
nadó ágilmente a otros lares,
a otros vientos, a otros paisajes,
donde yo no me encuentro,
donde yo nunca estoy.

Ahora pobre y viejo
me recreo en mi pesca.
Mirando al horizonte,
preguntándome
¿acaso el dolor
tiene algo de belleza?
¿acaso fui feliz?
¿acaso fue bella?
mas ahora la melancolía
es mi única compañera.

Felicidad contagiosa
en mi gélida soledad,
la que no me evita,
la que no me abandona,
la que siento
y me provoca sin querer
un amor distinto
a la frustración del amanecer.

En el fondo quiero ahogarme,
y en el mar profundo caer
para dormir eternamente.
Mi mulata, un desconocido y él.