Breve historia de la muerte



- Señor, ¿qué está haciendo?, no ponga la mano ahí.
- Perdona es que siento... algo por ti.
- Sí, pero llegamos a su casa, a su mujer he de vestir y dar de comer, que ella sola no... ¿No se puede estar quieto? Otra vez...
- No importa. Si me das un beso. Pero déjate. No me des la cara, que yo quiero tu boca tambien.
- ¿Se quiere estar quieto? Mira, toma, no debería. No juegue. Que usted una edad ya tiene.

Tres, cuatro, o cinco pisos más abajo. Portero y cuñado ecuchan lo que la cámara no ve:

- "Mira, se la tira."
- "No puede ser, la vida estrecha es la de un adulto, mayor que es. No lo debería hacer."
- "No debería hacer, ni pensar, bastante mayor es, yo la palabra no le vuelvo a dar."
- "Ni la palabra ni el saludo, ¡ahí les den!"
- "Cansado estoy de mirar tanto, mi tiempo no se merecen malgastar, ¡qué tal flaco favor a su mujer hace!. Yo de aquí no quiero saber más."

Viejo él, su mujer mucho más, cuando sus labios pone en saliba a la otra, indicándola. Ella nada quiere saber, sólo el rostro le pone, sólo, pero al final... Un 'pico' gana el muy vivo, aunque por muerte o por cercanía, que por edad...
...ya está vencido.


Mientras tanto, ella sola, sueña sus sueños soñar, los que nunca fueron, lo que acabó algún día, lo que nunca fue y sería.

Ella sola sueña.

Sólo soñar querría.


Calma despues de...



El viento sonando en tus adentros,
recuerda una sinfonia abierta
de dos o cuatro:
los unicornios azules corriendo,
las nubes ociosas dejando,
las flores negras cosiendo
y las aguas espesas del bosque
soñando...
...y soñando.